EL MODELO DE COMPETENCIAS: LUCES Y SOMBRAS
Al finalizar la guerra fría en la década de los 80, con el derrumbe del mundo bipolar y la caída simbólica del sistema socialista; tomó el escenario político, social y económico el modelo neoliberal fundamentado en la teoría de Adam Smith y la filosofía del lazies faire – lazies pass (dejar hacer, dejar pasar) que promovía la libre circulación de las mercancías, la desaparición del estado proteccionista y la mundialización de los escenarios socio-culturales que se proyectarían en la aldea global.
El fenómeno de la globalización neoliberal puntualizaba la desaparición del Estado de Bienestar que avala la intervención del mismo en la economía nacional; garantizando así la seguridad jurídica, política y social de los ciudadanos nacionales. La acción principal que el modelo neoliberal impulsó fue la privatización de las paraestatales, la no intervención del estado en la economía y la reducción de su participación como mediador y administrador de los intereses económicos de las oligarquías mundiales.
El fenómeno de la educación, entendida como una dimensión determinante para la adaptación, adecuación y respuesta de las realidades sociales del individuo en su espacio-entorno y contexto; se adhirió al mismo proceso, no desde su finalidad última, sino desde una serie de determinaciones consecuencia de las reformas políticas y económicas que afectaron el quehacer de la educación y su sistema.
Fue a principios del siglo XXI cuando se propone el actual modelo pedagógico denominado: Modelo de Competencias (MC) para la vida que descansa teóricamente en la corriente constructivista, que a su vez, retoma algunos postulados de Vigotsky, Brunner y Piaget. Éste busca el protagonismo de los estudiantes en la construcción de su conocimiento y aprendizaje (Aprendizaje centrado en el alumno), convirtiendo al profesor en un mediador o facilitador para lograr dicho objetivo. El mecanismo que se plantea como viable para su finalidad es el aprendizaje significativo que moviliza una serie de saberes basados en la ruptura o relación simbólica del mundo de los objetos representados en la realidad social.
Desde la propuesta del modelo y su finalidad, el sujeto educativo es beneficiado integralmente en su formación, asume compromisos individuales y sociales para la transformación de su entorno a través de la adecuada intervención en sus escenarios colectivos, políticos, científicos, culturales y económicos.
Sin embargo, dicho modelo está determinado por las nuevas condiciones y exigencias del mercado mundial y las características que este mismo requiere para los que integrarán el mundo laboral; impulsando de esta manera el aumento de la actividad académica y administrativa a la preparación técnica y a la formación desde las ciencias exactas y experimentales; reduciendo casi de manera proporcional, la formación en las áreas de las Ciencias Sociales y Humanidades. El escenario desigual que ha provocado el modelo y las características del Desarrollo, Subdesarrollo y los países en vías de desarrollo; benefician a los primeros que utilizan la mano de obra barata de los segundos y terceros, perpetuando así la desigualdad, las crisis económicas, la fluctuación de capital, la fuga de cerebros y la inhibición en la búsqueda de otros escenarios de vida.
En la prospectiva del neoliberalismo, la educación y su modelo (específicamente en México) se vive un desfase de las condiciones para la aplicación del mismo y las que presenta la realidad social mexicana: grupos numerosos que rebasan el promedio de trabajo en el aula y pos-clase, excesiva carga de labor administrativa por parte de docentes que –en la misma exigencia- aprenden a ser administradores y formadores paralelamente, distanciamiento en el proceso de acompañamiento formador personalizado y con intervención adecuada; percepción de la educación como un elemento empresarial que organiza, define y determina productos terminados basados en objetivos cuantitativos que reduzcan la deserción y reprobación sin importar la valoración y calificación del desarrollo de competencias, habilidades, conocimientos y capacidades circunscritos en el perfil de egreso.
El Modelo de Competencias es -en su fundamento teórico- ideal para el desarrollo integral del actor principal de la educación: el alumno, pero en su parte funcional se encuentra ante el desafío de lo operativo y empático con su mismo fundamento. Ante la exigencia de construir un mundo más justo, equitativo, fraterno y pacífico; el reto de la educación se centra en mirar a los otros y en encontrar en esa otredad los principios para la construcción de modelos educativos inspirados en la liberación y lo humano.
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