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E T E R N A J O R N A D A

Las confederaciones y los sindicatos nacionales siguen en el PRI Por: Oscar Alzaga* La Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Confederación Regional de Obreros y Campesinos (CROC), otras...

Las confederaciones y los sindicatos nacionales siguen en el PRI

Por: Oscar Alzaga*

La Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Confederación Regional de Obreros y Campesinos (CROC), otras centrales y la mayoría de los sindicatos nacionales siguen afiliados al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y a su estructura antidemocrática vertical; incluso los sindicatos que anunciaron su salida, como la Federación Sindical de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), siguen ideológicamente en el PRI. La CTM, desde la creación del PRI de Miguel Alemán, en 1946; la CROC, en 1952. Así, la mayoría de los sindicatos nacionales de industria. Queda claro que el PRI no siempre fue igual. A partir de 1982 se volcó a la derecha y, consecuentemente, actuó contra su propia identidad; rechazó la Revolución de 1910, la Constitución de 1917 y la obra cardenista de 1934-1940, arrastrando a las centrales y sindicatos.

Así ataron a las organizaciones, sin cambiar, aunque en declaraciones digan que están con la 4T, con direcciones desvinculadas de sus bases, con prácticas ilegales de control. Formalmente Romero Deschamps salió del sindicato petrolero, pero siguen las mismas prácticas contra los auténticos petroleros, al mantenerlos bajo el ilegal control sindical.

El PRI de 1946 no se parece al Partido de la Revolución Mexicana (PRM) de 1938: Ese fue un error de la izquierda: ver sin cambios casi todos los momentos de la historia, una historia plana. Rechazaron primero a Cárdenas, para después aceptarlo y someterse a él e ingresar al PRM, la CTM y el Partido Comunista Mexicano. La historia no es un pasado muerto, inamovible; es la memoria política viva del pueblo y sus luchas, con trascendentes enseñanzas para la nación.

Las centrales y los grandes sindicatos en todo el mundo han sido y son claves para la defensa de los trabajadores ante el gran poder del capital y su organización patronal, cercana y dominante al Estado. En México, la trayectoria de las centrales ha dependido mucho de la situación política prevaleciente. A la caída de la dictadura de Porfirio Díaz, con Madero, se logran libertades, como legalizar los sindicatos, en 1911. Así nace el primer sindicato nacional minero. El artículo 123 constitucional sólo se cumple cuando los obreros de Monterrey, en 1918, ante la negativa patronal, van a la huelga general, por las 8 horas y el salario mínimo.

En 1912 nace la Casa del Obrero Mundial y en 1918 la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM). Aunque de distinto origen, inician a favor de los trabajadores hasta que ambas son subordinadas por los gobiernos en turno, despareciendo la primera y alargando su vida hasta hoy la segunda. En 1921 surge la Confederación General de Trabajadores (CGT), como oposición independiente a la oficialista CROM, pero el asesinato de Obregón, en 1928, provoca la desbandada de la CROM y, a la par que la CGT, entran en decadencia. Débiles las centrales, los ferrocarrileros se fortalecen con la huelga de 1926-1927, que unificó a la mayoría y formaron el más grande sindicato industrial (35 mil afiliados), en 1933, con presencia y gran movilidad en todo el país.

Las huelgas mineras de 1925 y 1926 llevan a organizar la Federación Minera de Jalisco, el 18 de octubre de 1926, y poco después la Confederación Obrera de Jalisco, con David Alfaro Siqueiros al frente. A la vez, en esos años, los petroleros hacen huelgas en El Águila, que les permiten formar sus sindicatos y, poco después, en La Huasteca, forman otros. En ese ambiente, los comunistas, con Julio Antonio Mella, Siqueiros, Elías Barrios y Valentín Campa y obreros ferroviarios, mineros, petroleros y otros, crean la Confederación Sindical Unitaria de México, en 1929.

El Sindicato Ferrocarrilero, que nace en 1933, promueve la formación de otros sindicatos. Enlaza a los mineros alejados entre sí, en lugares donde solo entraba el ferrocarril, formando su Sindicato Nacional, en 1934; siguiendo a los obreros del riel, el enlace de petroleros formó su Sindicato Nacional, en 1935, en la sede del ferrocarrilero; el segundo caso fue más difícil por las guardias blancas de la industria petrolera en manos extranjeras. En 1933, por la crisis de la CROM, se salen de ella Lombardo y “los cinco lobitos” para formar la Confederación General de Obreros y Campesinos de México.

Los gobiernos de Obregón de 1920-1924, de Calles 1924-1928 y el maximato de Calles de 1928-1934, fueron hostiles a los trabajadores, sus luchas y demandas; más proclives a los patrones y sumisos al capital extranjero. Traicionaban la Revolución, daban por concluida la reforma agraria y reelegían a Obregón en 1928. En esas condiciones surge la candidatura a presidente de Cárdenas, quien al gobernar Michoacán promovió la organización de los trabajadores de ese estado.

Desde su campaña electoral y con el Plan Sexenal, Cárdenas convocó a trabajadores, campesinos, maestros y cooperativistas a organizarse y unificarse con autonomía, para defender sus derechos y la Constitución, la Ley Federal del Trabajo de 1931 y la Ley de Cooperativas de 1933. Fue tal la confianza de los trabajadores en sí mismos que en 1935 el movimiento obrero realizó 624 huelgas por los salarios y prestaciones; en 1936 fueron 674 y casi igual en 1937 y 1938. No sólo fue la cantidad de huelgas sino por la calidad de ellas, que se alcanzan los mejores contratos colectivos de trabajo, rompiendo la tradición laboral de 400 años de “mando y obediencia”, creada desde la Nueva España, para pasar el trato bilateral entre capital y trabajo. Se impone el respeto al sindicato.

El gobierno de Cárdenas cumplió la ley laboral por primera vez en la historia, a la vez que enfrentó la amenaza patronal y la ira del Jefe Máximo, Calles, en 1935; de los empresarios de Monterrey, en enero de 1936, y su paro total de 3 días. Cárdenas les dijo: “o abren las empresas y trabajan o el gobierno y los obreros las abrirán”. Confrontó a las empresas más poderosas del mundo, la Standart Oil y la Royal Dutch, y a sus gobiernos yanqui e inglés; encaró a los hacendados de la Comarca Lagunera y del país para hacer la más importante reforma agraria de la historia; enfrentó a la jauría mediática de Estados Unidos, que lo llamó “comunista”. Todos esos enfrentamientos concluyeron en grandes obras, en las que fueron decisivas las luchas obreras y su organización.

Sin las luchas sindicales y de cooperativas no hubieran sido posible: la expropiación petrolera, la reforma agraria, la alfabetización, el auge de cooperativas, la nacionalización de los ferrocarriles, la creación de Comisión Federal de electricidad y otras obras, que se debieron más a las luchas de los sindicatos, que de la CTM.

*Abogado, miembro de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos y la Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas.

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